Otro miércoles de represión en Buenos Aires: dos personas han sido brutalmente golpeadas por oficiales de la policía. Un joven trabajador de prensa y una mujer mayor fueron atacados en medio de una manifestación, mientras el operativo policial se intensificaba. Según testigos, el joven recibió un fuerte golpe en la cabeza con un casco, lo que lo dejó inconsciente, mientras que la mujer también fue agredida con el mismo objeto.
A pesar de las múltiples llamadas al servicio de emergencias, ninguna ambulancia ha llegado al lugar, lo que ha generado una creciente indignación entre los presentes. Los compañeros del joven agredido intentan brindarle atención primaria, pero la situación es crítica. La mujer, tirada en el suelo, también necesita asistencia urgente, y los testigos denuncian que la represión policial se intensifica cuando hay menos manifestantes, aprovechando la situación para actuar con impunidad.
El ambiente es tenso, con una fuerte presencia policial que incluye efectivos de la policía federal y de la ciudad, así como la prefectura. Los manifestantes, aunque en menor número que en semanas anteriores, no se dejan amedrentar, pero el miedo a la violencia policial es palpable. La represión ha sido una constante en los miércoles de protesta, y hoy no ha sido la excepción.
La indignación crece entre los ciudadanos, que exigen respuestas y justicia. La atención mediática se centra en otros eventos, pero no podemos permitir que esta brutalidad pase desapercibida. La represión no es un hecho aislado; es un patrón que se repite y que debe ser denunciado con urgencia. La lucha por los derechos humanos sigue, y hoy más que nunca es necesario alzar la voz.