Otro miércoles de tensión y represión se desató hoy frente al Congreso de la Nación, donde miles de jubilados se manifestaban en demanda de sus derechos. La situación se tornó crítica cuando la Gendarmería formó un cordón para evitar que los manifestantes bloquearan el tránsito, provocando un enfrentamiento cercano entre ambos grupos.
En un ambiente cargado de incertidumbre, la policía comenzó a retirar las vallas que delimitaban el área, lo que generó una escalofriante sensación de inminente confrontación. Los manifestantes, que se encontraban a escasos metros de la Gendarmería, temían un ataque con gas pimienta, tal como había ocurrido en protestas anteriores. La tensión era palpable, y aunque los manifestantes no mostraban intenciones agresivas, el temor a la represión era evidente.
Durante los incidentes, dos personas resultaron heridas debido a golpes de los cascos de la Gendarmería y fueron trasladadas al hospital Argerich. Además, se reportaron dos detenciones en medio de un forcejeo que estalló cuando algunos manifestantes intentaron acercarse a la línea policial. La atmósfera era de alerta máxima, con la posibilidad de que la situación se intensificara en cualquier momento.
Las autoridades deben actuar con cautela, ya que cualquier chispa podría encender una nueva ola de violencia. Los manifestantes, que exigen justicia y respeto a sus derechos, se enfrentan a un sistema que parece decidido a silenciarlos. La vigilancia continúa, y el desarrollo de los acontecimientos es crítico. La comunidad permanece en estado de alerta mientras se espera que la situación se resuelva sin más incidentes.