**LA TIMBA, LA POBREZA Y LA BATALLA CULTURAL: UN PAÍS EN LLAMAS**
Mañana, el Congreso argentino se convierte en un campo de batalla. Mientras los jubilados, los afectados por el Garraham y los estudiantes de universidades públicas claman por sus derechos, la policía se prepara para reprimir. La escena se repite: ciudadanos pidiendo lo que les pertenece, lo que tenían hace un año y medio, mientras un sector de la población aplaude al gobierno, tildando a los manifestantes de golpistas. La realidad es cruda: el gobierno gasta más en intereses de deuda que en jubilaciones, y la pobreza se dispara.
Un alarmante informe revela que 15,500 empresas han cerrado, dejando a 223,000 trabajadores sin empleo. Las calles se llenan de personas en situación de calle, familias enteras durmiendo en colchones en la intemperie. En este contexto, la figura de Javier Milei se fortalece entre aquellos que, a pesar de la miseria, lo apoyan por su promesa de un déficit cero. La batalla cultural se libra en todos los frentes, y la narrativa del gobierno se impone: el que reclama es un “enemigo del éxito”.
La reciente película de Guillermo Franchela, “Homo Argentum”, se ha convertido en un símbolo de esta lucha. Mientras el presidente y sus ministros alaban la obra, el mensaje es claro: hay que desviar la atención de la crisis y concentrarse en la cultura. La polarización se intensifica, y el futuro del país pende de un hilo. Con las elecciones a la vista, el clima de tensión se siente en cada rincón. ¿Podrá la oposición romper el cerco de la hegemonía cultural del gobierno? La respuesta podría determinar el rumbo de Argentina. ¡La cuenta regresiva ha comenzado!