Ernesto Tenembaum ha desatado una tormenta política al confrontar directamente a Guillermo Francos, acusándolo de utilizar medidas económicas como herramientas electoralistas. En un intercambio candente durante un programa de televisión, Tenembaum cuestionó la reciente intervención del gobierno en el mercado cambiario justo antes de las elecciones, sugiriendo que la estabilización del dólar era más un intento de proteger la imagen del oficialismo que una medida genuina para el bienestar económico del país.
“Es una medida electoralista”, afirmó Tenembaum, señalando la coincidencia de la intervención con un periodo crítico para el gobierno. La tensión en el estudio se palpaba mientras Francos defendía la acción del gobierno como una responsabilidad económica, argumentando que se trataba de evitar mayores perjuicios a la sociedad. Sin embargo, Tenembaum no cedió, insistiendo en que la volatilidad del mercado era un reflejo de las fallas en el plan económico del gobierno.
La discusión se intensificó cuando se abordaron las relaciones con Estados Unidos, donde Francos intentó desviar las acusaciones, asegurando que no había condiciones ocultas en el apoyo de la potencia norteamericana. “No vendimos la Patagonia”, sostuvo, mientras Tenembaum continuaba cuestionando la transparencia del gobierno.
Este enfrentamiento no solo expone las tensiones internas en el oficialismo, sino que también refleja la creciente desconfianza del público hacia las decisiones económicas en un clima electoral tenso. La situación se torna cada vez más crítica a medida que se acercan las elecciones, y el impacto de estas acusaciones podría tener consecuencias significativas en la percepción pública del gobierno. La batalla por la narrativa económica está en pleno apogeo, y el tiempo se agota para el oficialismo.