Javier Milei enfrenta su “hora definitiva” en medio de una crisis política y económica sin precedentes. La situación en el gobierno se ha tornado insostenible, con un clima de descontento palpable y una inminente derrota electoral que podría cambiar el rumbo del país. Las tensiones internas son explosivas, y la incertidumbre sobre cómo llegar a las elecciones de octubre se cierne sobre La Rosada.
Según fuentes cercanas, el gabinete se encuentra en estado de alerta máxima, con fricciones entre los miembros del equipo de Milei. Las encuestas muestran una caída abrupta en el apoyo popular, especialmente tras la sorpresiva derrota en la provincia de Buenos Aires, donde la diferencia de 15 puntos ha dejado al oficialismo groggy y desorientado. La oposición no pierde tiempo y ya se habla de un plan para destituir al presidente.
La economía, que debería ser la prioridad, está en caída libre. Los títulos públicos han perdido hasta un 7% en días recientes, y la falta de un plan claro ha llevado a los mercados a reaccionar con desconfianza. Mientras tanto, Milei y su equipo parecen atrapados en un ciclo de negación y victimización, culpando a la oposición por su ineficacia.
El clima es de desesperación, y la presión aumenta con cada día que pasa. La estrategia de Milei de moderar su imagen y salir a recorrer el país podría ser un intento tardío de recuperar terreno, pero muchos cuestionan si es suficiente para revertir la situación. Este mes será crucial: cada movimiento cuenta y el tiempo se agota. La pregunta que todos se hacen es: ¿podrá Milei sobrevivir a esta tormenta política antes del 26 de octubre? La respuesta, al parecer, es incierta.