El mundo político está en constante movimiento y, en un giro inesperado, siete países se preparan para un cambio de liderazgo en un futuro cercano. Desde Colombia hasta el Vaticano, la inestabilidad y la expectativa marcan el rumbo de estas naciones.
Colombia se encuentra en la cúspide de la transformación política, ya que el presidente Gustavo Petro dejará su puesto en menos de un año. Las encuestas apuntan a que la periodista Vicky Dávila o el académico Sergio Fajardo podrían ser sus sucesores, generando un ambiente de anticipación en el país.
En Guinea, la situación es aún más volátil. Mamadi Douya, quien llegó al poder tras un golpe de estado, enfrenta un posible nuevo derrocamiento en un país sumido en la inestabilidad. La presión internacional y las tensiones internas sugieren que el cambio podría ser inminente.
Corea del Norte, bajo el mando de Kim Jong Un, también está en el punto de mira. Los rumores sobre su salud han intensificado las especulaciones sobre una posible sucesión por parte de su hija, Kim Yu Ae, quien se convertiría en la primera mujer en liderar la nación.
Mali, con su presidente Simigoita, se encuentra en una situación crítica. La posibilidad de una revolución para derrocar a su líder es palpable en un país que vive tensiones constantes.
Cuba, por su parte, se enfrenta a un cambio generacional con el eventual retiro del dictador Miguel Díaz-Canel. El vicepresidente Salvador Valdés se perfila como su probable sucesor, lo que podría marcar un nuevo capítulo en la historia de la isla.
El Vaticano, donde el Papa Francisco se encuentra en su etapa final, también se prepara para un cambio. Los favoritos para sucederlo son Pietro Parolin, Luis Antonio Tagle y Peter Tarkson, quien podría hacer historia como el primer papa negro.
Finalmente, Palestina anticipa un cambio en la presidencia con Mahmud Abbas, de 89 años. Su edad avanzada sugiere que Jussein Alik, el secretario general de la OLP, podría asumir el liderazgo pronto.
Estos movimientos políticos no solo son un reflejo de la inestabilidad global, sino también del deseo de cambio que clama por nuevas voces en el poder. El mundo observa con atención mientras se despliega esta narrativa de transformación y esperanza.