En un giro dramático de los acontecimientos, Estados Unidos ha llevado a cabo un ataque quirúrgico contra tres instalaciones nucleares en Irán, marcando un hito en las tensiones geopolíticas entre Washington y Teherán. La operación, conocida como “Might Night Hammer”, se realizó con una precisión asombrosa, utilizando imágenes satelitales que muestran el impacto exacto de cada bomba lanzada.
El presidente Trump anunció el despliegue de siete bombarderos furtivos B2 Spirit y misiles Tomahawk, cada uno de los cuales transportaba las temidas bombas GBU-57, conocidas como Massive Ordnance Penetrator, que pesan 30,000 libras y están diseñadas para penetrar las estructuras subterráneas más reforzadas del mundo. Las imágenes obtenidas revelan cráteres profundos en el complejo de Ford, sugiriendo daños severos en sus accesos, lo que podría indicar que los túneles y compuertas han quedado comprometidos.
El Pentágono ha calificado el ataque como “extremadamente severo”, subrayando que es la primera vez que se utilizan estas bombas en un conflicto real. Fuentes militares informan que la operación fue un éxito, logrando neutralizar objetivos clave sin bajas propias, aunque advierten que se pueden esperar represalias por parte de Irán y sus aliados en la región.
Este ataque no solo busca frenar, al menos temporalmente, el programa nuclear iraní, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones internacionales. ¿Logrará Estados Unidos disuadir a Irán o, por el contrario, provocará una escalada aún mayor de las hostilidades? La comunidad internacional observa con atención y preocupación, mientras las tensiones entre ambas naciones alcanzan un nuevo nivel. ¿Qué opinas tú? Deja tus comentarios y súmate a la conversación sobre este crucial momento en la historia.