En una escalofriante escalada de tensiones en Medio Oriente, Irán ha llevado a cabo lo que parece ser el lanzamiento de un misil balístico intercontinental Khorramshahr-4 dirigido hacia Israel, marcando un momento crítico en la geopolítica de la región. Según informes de medios iraníes y agencias de noticias, este misil, que puede alcanzar velocidades de hasta 18 veces la del sonido, representa un salto significativo en las capacidades militares de Teherán.
Los detalles sobre el Khorramshahr-4 son alarmantes. Con una capacidad de carga útil que oscila entre 100 y 1800 kg, este misil no solo es capaz de transportar una ojiva de hasta 2 toneladas, sino que también se habla de su potencial para desplegar múltiples ojivas nucleares. La capacidad de liberar hasta 80 submuniciones, cada una equivalente a un cohete de 122 mm, convierte a este misil en una amenaza aún más formidable para cualquier objetivo en su trayectoria.
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) ha afirmado que el Khorramshahr-4 podría ser capaz de eludir las defensas aéreas, lo que intensifica la preocupación sobre la seguridad en la región. Este lanzamiento, además, se produce en un contexto en el que Irán había anticipado una “sorpresa para el mundo”, lo que sugiere que esta acción no es solo un ejercicio militar, sino un mensaje claro y provocador.
Las repercusiones de este evento podrían ser profundas, ya que se espera que la comunidad internacional reaccione ante lo que se considera una violación significativa de las normas de seguridad regional. Con el telón de fondo de un conflicto ya tenso, la situación se vuelve cada vez más crítica. Las naciones del mundo estarán observando de cerca cómo se desarrollan los acontecimientos tras este lanzamiento sin precedentes.