En una jugada que podría sacudir los cimientos de la economía global, Irán ha decidido cerrar el estratégico Estrecho de Ormuz, un movimiento que promete desatar una tormenta en los mercados internacionales. Este anuncio, que se produce en medio de crecientes tensiones con Estados Unidos, ha encendido alarmas sobre un posible aumento en los precios del petróleo, que podrían alcanzar los 100 dólares por barril.
La decisión fue comunicada por el Parlamento iraní, aunque la implementación final depende del Consejo Supremo de Seguridad Nacional y del líder supremo Ali Khamenei. La amenaza de Irán se hace palpable en un momento en que el mundo ya enfrenta desafíos económicos significativos, especialmente en Europa, donde la inflación está al borde de desbordarse. Las proyecciones iniciales sugieren que, al reanudarse las operaciones en los mercados de futuros, se podrían ver incrementos de entre 3 y 5 dólares por barril.
La situación se complica aún más con informes de interrupciones severas en los sistemas de GPS en el Estrecho de Ormuz, lo que ha llevado a la Armada del Reino Unido a adoptar medidas de extrema precaución y a considerar rutas alternativas. Este cierre no solo afecta a Irán y Estados Unidos; su impacto podría sentirse en cada rincón del planeta, poniendo en jaque el comercio internacional.
Mientras el mundo observa con atención, el Parlamento iraní ha dado un primer paso decisivo en respuesta a los recientes ataques estadounidenses. Las repercusiones de esta medida podrían ser devastadoras, llevando a un aumento en los precios del combustible y afectando la economía de millones. La incertidumbre está en el aire y las próximas horas serán cruciales para determinar el rumbo de esta crisis.