En un giro dramático de los acontecimientos, Irán ha lanzado al menos ocho misiles balísticos que han impactado en el centro de Israel, poniendo a prueba la eficacia del famoso “Domo de Hierro” israelí. Las sirenas sonaron en Tel Aviv mientras las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaban el ataque, que ha dejado a la nación hebrea en un estado de alerta máxima. A pesar de que no se han reportado heridos ni daños significativos en áreas urbanas, el impacto en el edificio del Mossad ha dejado a expertos y analistas cuestionando la invulnerabilidad de las defensas israelíes.
El portavoz de las FDI declaró que los sistemas de defensa están trabajando arduamente para interceptar la amenaza, pero las cifras sugieren que la efectividad podría estar en un alarmante 25% a 60%. Este ataque no solo representa un desafío militar, sino que también pone en evidencia una creciente confianza de Irán en su capacidad de respuesta ante lo que consideran agresiones de Israel.
La situación se complica aún más con la expectativa de una respuesta de Estados Unidos y la incertidumbre sobre la postura de Donald Trump. Los analistas advierten que este es solo el primer acto de una escalada más amplia, con Irán reservando su mayor poder de fuego para una posible segunda fase. La tensión en la región es palpable, y las repercusiones de este ataque podrían resonar más allá de las fronteras israelíes.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación, ya que el conflicto se intensifica y el futuro de la paz en Oriente Medio pende de un hilo. La pregunta que todos se hacen es: ¿hasta dónde llegará Irán en su búsqueda de venganza y qué papel jugarán las potencias globales en este inminente choque de titanes? La historia sigue desarrollándose, y el mundo está atento a cada movimiento en este complejo tablero geopolítico.