En un giro devastador de los acontecimientos, el Papa Francisco ha fallecido, dejando un vacío monumental en la comunidad católica y en el mundo entero. Desde Estados Unidos hasta Argentina, las reacciones han sido rápidas y emotivas, reflejando el impacto que su liderazgo espiritual ha tenido en millones de vidas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su pesar con un mensaje claro: “Dios le bendiga a él y a todos los que lo quisieron”. En su tierra natal, Argentina, la presidenta Miley se unió al luto, alabando la bondad y sabiduría del pontífice, mientras que en España, el presidente Pedro Sánchez destacó su compromiso con la paz y la justicia social.
Desde Venezuela, Nicolás Maduro reconoció al Papa como un “pastor del mundo” y un defensor firme de la justicia. En Ucrania, el presidente Zelenski resaltó el papel del Papa en ofrecer esperanza en tiempos difíciles. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, lo calificó de humanista cercano a los humildes, mientras que en Italia, la presidenta Georgia Meloni afirmó que el Papa ha regresado a la casa del padre.
La tristeza también se extendió a Perú, donde se declaró un duelo nacional de tres días. En contraste, Corea del Norte optó por el silencio absoluto, sin emitir ninguna reacción ante esta noticia que ha conmovido a la mayoría del mundo.
Francia, a través de Emmanuel Macron, recordó que el Papa Francisco deseaba llevar alegría y esperanza a los más pobres, mientras que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, lamentó la pérdida de un gran amigo. Alemania y Brasil también se unieron al lamento, subrayando que el mundo ha perdido una voz de respeto y acogida.
La muerte del Papa Francisco no solo marca el final de una era, sino que también invita a reflexionar sobre su legado y el impacto que tuvo en la humanidad. A medida que los países se unen en su duelo, el eco de su mensaje de amor y compasión resuena más fuerte que nunca.