En un giro sorprendente que reconfigura el mapa económico global, México ha escalado a la doceava posición entre las economías más poderosas del mundo, superando a naciones como Australia, Corea del Sur y España. Según el Fondo Monetario Internacional, el Producto Interno Bruto (PIB) del país ha alcanzado la impresionante cifra de 1.81 billones de dólares, marcando un crecimiento significativo desde el 1.4 billones del año anterior.

Este avance no solo es un motivo de celebración nacional, sino que también resalta la resiliencia de México frente a los desafíos globales. En el último año, el país ha logrado recuperarse de los estragos de la pandemia, gracias a políticas macroeconómicas sólidas y una disciplina fiscal que ha evitado el endeudamiento excesivo. La periodista Yuriria Sierra destaca que esta estabilidad ha sido clave para crear un entorno favorable para el crecimiento.

El fenómeno del “nearshoring” ha sido otro factor determinante en este ascenso. A pesar de las tensiones comerciales globales, México ha adoptado una postura proactiva, consolidando su lugar en la cadena de suministro mundial y atrayendo inversiones extranjeras directas. Las proyecciones para 2024 son optimistas, anticipando un crecimiento del 2.2% en el PIB, superior al promedio de América Latina.

Con Brasil como la única nación latinoamericana que ocupa un lugar más alto en el ranking, México representa casi el 40% del PIB total de la región. Este crecimiento no solo transforma la economía del país, sino que también plantea la pregunta: ¿podrá México escalar aún más y posicionarse entre las diez economías más fuertes del planeta?

La historia de México es un testimonio de su capacidad de adaptación y crecimiento. En un mundo donde la economía es un juego de ajedrez, México ha movido sus piezas con astucia y determinación. ¿Qué depara el futuro? Solo el tiempo lo dirá, pero el camino hacia la grandeza económica está más claro que nunca.