En un giro dramático de los acontecimientos, Irán ha amenazado con atacar buques y bases militares de Estados Unidos si la escalada de conflictos se intensifica. La situación se ha vuelto crítica tras las recientes declaraciones del presidente Donald Trump, quien ha afirmado que está “declarando la guerra” a los filtradores de información clasificada dentro de su administración. Este clima de tensión se produce en medio de la creciente preocupación por el programa nuclear de Irán y su reciente “victoria” sobre Israel, proclamada por el líder supremo iraní, Ali Jamenei.
La Casa Blanca ha desestimado informes que sugieren que los ataques a instalaciones nucleares iraníes solo lograron retrasar el programa atómico, afirmando que se causaron daños significativos. Sin embargo, la CIA ha confirmado que las instalaciones clave del programa nuclear sufrieron graves daños, lo que ha llevado a una evaluación más profunda de las consecuencias de estos ataques. Mientras tanto, las fuerzas iraníes parecen prepararse para una respuesta contundente, con la posibilidad de cerrar el estrecho de Ormuz si Israel viola el alto el fuego.
La cumbre de la OTAN, celebrada recientemente en La Haya, ha añadido otra capa de complejidad a la situación, con Trump presionando a los aliados para aumentar el gasto en defensa al 5% del PIB. España, que se ha negado a respaldar esta propuesta, se encuentra en la mira del presidente estadounidense, quien ha amenazado con duplicar los aranceles a Madrid.
En medio de esta tormenta política y militar, el mundo observa con ansiedad cómo se desarrollan los acontecimientos. Con Irán decidido a mantener su postura desafiante y Estados Unidos intensificando su retórica, la posibilidad de un conflicto a gran escala se cierne sobre el horizonte. La comunidad internacional está en alerta máxima, esperando las próximas jugadas en este juego de poder global.