En un giro inesperado que sacude los cimientos de la realeza europea, la Princesa Estefanía de Mónaco ha anunciado su dimisión a los 60 años, marcando un hito en su vida y en la historia de la monarquía. Conocida por su espíritu rebelde y su autenticidad, Estefanía se aleja de los focos institucionales, pero no de su apasionada lucha contra el VIH, una causa que ha definido su existencia.
En una entrevista reveladora con la revista *Point de View*, la princesa expresó: “Ya no tiene sentido hablar de mí. Nunca fue lo mío”. Con estas palabras, Estefanía reafirma su decisión de dejar atrás un rol que nunca se sintió como propio. A lo largo de su vida, ha sido un símbolo de ruptura con las tradiciones monárquicas, eligiendo siempre el contacto humano y la defensa de causas sociales sobre el protocolo.
Su dimisión, lejos de ser un adiós, es una transición hacia una nueva etapa en la que se dedicará plenamente a su misión contra el VIH. El pasado 4 de junio, visitó Maison de Vi en Carpentr, una fundación que estableció hace 15 años, reafirmando su compromiso inquebrantable: “Siempre estaré presente para hablar del VIH y de las batallas que aún se pueden ganar”. Su legado no solo se mantiene vivo, sino que también se transmite a su hija, Camil, quien se prepara para asumir el testigo en esta cruzada.
Mientras otros miembros de la realeza se aferran a sus privilegios, Estefanía opta por una vida de propósito y servicio. Su decisión ha resonado en todo el mundo, no como un escándalo, sino como un acto de valentía y autenticidad. En un momento donde la realeza a menudo se asocia con el poder, Estefanía elige ser recordada por su entrega a quienes más lo necesitan.
La Princesa Estefanía de Mónaco se retira con dignidad, demostrando que ser royal no se trata solo de títulos, sino de acciones que impactan vidas. Su historia es un llamado a la reflexión: ¿deberían más royals seguir su ejemplo y luchar por causas que realmente importan? En un mundo donde la realeza puede ser una plataforma, Estefanía nos recuerda que el verdadero poder reside en el compromiso social.