La música mexicana se tiñe de luto tras la devastadora noticia del hallazgo de cinco cadáveres en Tamaulipas, que todo indica pertenecen a los miembros del Grupo Fugitivo, desaparecidos desde el pasado 25 de mayo. Este oscuro suceso subraya la alarmante realidad de la violencia que asola la región, donde la impunidad de los grupos criminales ha alcanzado niveles escalofriantes.
Las autoridades confirmaron que los cuerpos fueron encontrados en un área que coincide con las pistas obtenidas durante una intensa búsqueda. Aunque las identidades aún no han sido confirmadas, las características de los fallecidos coinciden con las de los músicos, que tenían entre 20 y 40 años. La última vez que fueron vistos fue en Reynosa, donde fueron contratados para tocar en un bar que, al llegar, se reveló como un solar vacío. Desde ese momento, sus familias no tuvieron más noticias, enfrentándose a llamadas de extorsión y el robo de dos vehículos pertenecientes al grupo.
La angustia y el clamor por justicia no se hicieron esperar. El miércoles 28 de mayo, colegas y familiares de los desaparecidos realizaron una protesta en Reynosa, bloqueando el puente internacional que conecta con Texas. La hermana de uno de los músicos, que prefirió permanecer en el anonimato por miedo a represalias, expresó su dolor y desesperación ante esta situación.
Este trágico suceso se enmarca en un contexto de creciente violencia en México, donde muchos artistas se ven obligados a colaborar con el crimen organizado, interpretando narcocorridos que glorifican a sus líderes. La comunidad artística está en estado de alerta, y la exigencia de seguridad y justicia resuena con fuerza, recordando a todos que tras cada nota musical hay vidas valiosas que merecen ser protegidas.